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Bienvenida



Necesitamos compartir, necesitamos comprender, y solo podemos hacerlo mediante la palabra y toda otra forma de comunicación gráfica, gestual; que ingrese por nuestros sentidos, que emitan nuestros labios, nuestras manos, el cuerpo todo.

Para nosotros, para las personas, la comunicación fundamental, principal, se realiza por medio de la palabra, sea oral o escrita. Vivimos en un océano de palabras y señales comunicativas y la falta de ellas es como la falta de oxígeno a la vida. Sin ellas empobrecemos y en soledad podemos llegar al extremo de morir por ausencia de comunicación que en definitiva es ausencia de cariño, de amor; porque el opuesto, el odio, o simplemente la indiferencia, no permiten las palabras, no permiten la conexión, la comunicación. Solo se comunica, solo se habla cuando se desea comprender, cuando hay un principio de amor. Para ello, para compartir y comprender proponemos estas TARDES DE MATE Y CUENTOS; en ellas trataremos de alimentarnos de palabras, conocerlas y reconocerlas para llegar a tener una mejor comunicación, una riqueza y soltura del lenguaje.

Antonio G. Guzzo


viernes, 30 de julio de 2010

Ensayo

T. M. C.  Indagando y exponiendo






izq.) Michel Eyquem de Montaigne, creador moderno del género ensayístico, retratado por Daniel Dumonstier.
der. ) José  Ortega y Gasset. Filosofo y ensayista español


Definición y origen del ensayo   http://es.wikipedia.org/wiki/Ensayo 


El ensayo consiste en la interpretación de un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, etc) sin que sea necesario usar un aparato documental, de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo. Se trata de un acto de habla perlocutivo.



Sólo en la edad contemporánea ha llegado a alcanzar una posición central. En la actualidad está definido como género literario, debido al lenguaje muchas veces poético y cuidado que usan los autores, pero en realidad, el ensayo no siempre podrá clasificarse como tal. En ocasiones se reduce a una serie de divagaciones, la mayoría de las veces de aspecto crítico, en las cuales el autor expresa sus reflexiones acerca de un tema determinado o, incluso, sin tema alguno.



Ortega y Gasset lo definió como «la ciencia sin la prueba explícita». Alfonso Reyes, por otra parte, afirmó que «el ensayo es la literatura en su función ancilar» (es decir, como esclava o subalterna de algo superior), y también lo definió como «el Centauro de los géneros». El crítico Eduardo Gómez de Baquero (más conocido como Andrenio) afirmó en 1917 que «el ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía y hace excursiones del uno al otro». Eugenio D'Ors lo definió como la «poetización del saber». Su origen se encuentra en el género epidíctico de la antigua oratoria grecorromana, y ya Menandro el Rétor, aludiendo al mismo bajo el nombre de «charla», expuso algunas de sus características en sus Discursos sobre el género epidíctico:

Tema libre (elogio, vituperio, exhortación).

Estilo sencillo, natural, amistoso.

Subjetividad (la charla es personal y expresa estados de ánimo).

Se mezclan elementos (citas, proverbios, anécdotas, recuerdos personales).

Sin orden preestablecido (se divaga), es asistemático.

Extensión variable.

Va dirigido a un público amplio.

Conciencia artistica.

Libertad temática y de construcción.

El ensayo, a diferencia del texto informativo, no posee una estructura definida ni sistematizada o compartimentada en apartados o lecciones, por lo que ya desde el Renacimiento se consideró un género más abierto que el medieval tractatus o que la suma y se considera distinto a él también por su voluntad artística de estilo y su subjetividad, ya que no pretende informar, sino persuadir o convencer. Utiliza la modalidad discursiva expositivo-argumentativa y un tipo de «razonamientos blandos» que han sido estudiados por Chaïm Perelman y Lucie Ollbrechts-Tyteca en su Tratado de la argumentación.
A esto convendría añadir que en el ensayo existe además, como bien ha apreciado el crítico Juan Marichal, una «voluntad de estilo», una impresión subjetiva que es también de orden formal. Otros géneros didácticos emparentados con el ensayo son:
El discurso (en el sentido de «discurrir» sobre un tema concreto)

La disertación

El artículo de prensa,

Los géneros renacentistas y humanísticos del Diálogo, en sus variantes Platónica, Ciceroniana y Lucianesca,

La epístola

La miscelánea.

Historia del ensayo

Las Cartas a Lucilio (de Séneca) y los Moralia (de Plutarco) vienen a ser ya prácticamente una colección de ensayos, pero el desarrollo moderno y más importante del género ensayístico vino sobre todo a partir de los Essais (1580) del escritor renacentista francés Michel de Montaigne, aunque sus últimos precedentes hay que buscarlos en el género epidíctico de la oratoria clásica. En España el género aparece, con el antecedente en el siglo XVI de Fray Antonio de Guevara y en el XVII de Francisco Cascales Cartas filológicas y Juan de Zabaleta Errores celebrados, a principios del siglo XVIII con el Teatro crítico universal y las Cartas eruditas y curiosas del padre Benito Jerónimo Feijoo, pero solamente tomará la denominación propia de ensayo a mediados del siglo XIX y sólo empezarán a escribir ensayos propiamente dichos la Generación del 98 y sus sucesores.
Estructura

Introducción

Es la que expresa el tema y el objetivo del ensayo; explica el contenido y los subtemas o capítulos que abarca, así como los criterios que se aplican en el texto, es el 10% del ensayo y abarca más o menos 6 renglones.
Esta parte constituye la presentación del tema sobre el que el autor va a desarrollar su propio punto de vista, así como de las razones por las cuales considera importante aproximarse a dicho tema. Además, esta parte puede presentar el problema que plantea al tema al cual vamos a abocar nuestros conocimientos, reflexiones, lecturas y experiencias. Si este se plantea, entonces el objetivo del ensayo será presentar nuestro punto de vista sobre dicho problema (su posible explicación y sus posibles soluciones). La mayoría de las veces, sin embargo, el ensayo plantea un tema bastante genérico como para adentrarse en él con toda la libertad del que divaga con sus opiniones y creencias, pero paseando a través de un territorio desconocido.
Desarrollo

Contiene la exposición y análisis del mismo, se plantean las ideas propias y se sustentan con información de las fuentes necesarias: libros, revistas, Internet , entrevistas y otras. Constituye el 80% del ensayo. En él va todo el tema desarrollado, utilizando la estructura interna: 60% de síntesis, 10% de resumen y 10% de comentario.
Se sostiene la tesis, ya probada en el contenido, y se profundiza más sobre la misma, ya sea ofreciendo contestaciones sobre algo o dejando preguntas finales que motiven al lector a reflexionar. Esta utiliza principalmente recursos como lo son la descripción, la narración y citas que deben ser incluidas entre comillas para poder tener con qué defender nuestra tesis.
Conclusión

En este apartado el autor expresa sus propias ideas sobre el tema, se permite dar algunas sugerencias de solución, cerrar las ideas que se trabajaron en el desarrollo del tema y proponer líneas de análisis para posteriores escritos. Contemplan el otro 10% del ensayo, alrededor de media página.
Esta última parte mantiene cierto paralelismo con la introducción por la referencia directa a la tesis del ensayista, con la diferencia de que en la conclusión la tesis debe ser profundizada, a la luz de los planteamientos expuestos en el desarrollo. Se puede "inferir" en esta, que es la manera de comprobar lo que se dijo anteriormente, explicando el por qué sustenta un tema o una opinión y las motivaciones que lo llevan a desarrollarlo o bien que lo terminen de una mejor forma.
Lógica en el ensayo

La lógica es crucial en un ensayo y lograrla es algo más sencillo de lo que parece: depende principalmente de la organización de las ideas y de la presentación. Para lograr convencer al lector hay que proceder de modo organizado desde las explicaciones formales hasta la evidencia concreta, es decir, de los hechos a las conclusiones. Para lograr esto el escritor puede utilizar dos tipos de razonamiento: la lógica inductiva o la lógica deductiva
De acuerdo con la lógica inductiva el escritor comienza el ensayo mostrando ejemplos concretos para luego deducir de ellos las afirmaciones generales. Para tener éxito, no sólo debe elegir bien sus ejemplos sino que también debe presentar una explicación clara al final del ensayo. La ventaja de este método es que el lector participa activamente en el proceso de razonamiento y por ello es más fácil convencerle.
De acuerdo con la lógica deductiva el escritor comienza el ensayo mostrando afirmaciones generales, las cuales documenta progresivamente por medio de ejemplos concretos. Para tener éxito, el escritor debe explicar la tesis con gran claridad y, a continuación, debe utilizar transiciones para que los lectores sigan la lógica/argumentación desarrollada en la tesis. La ventaja de este método es que si el lector admite la afirmación general y los argumentos están bien construidos generalmente aceptará las conclusiones.
Bibliografía
ARENAS CRUZ, María Elena: Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto ensayístico. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997.
AULLÓN DE HARO, Pedro: Teoría del ensayo. Madrid: Verbum, 1992.
CERVERA SALINAS, Vicente - HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Belén - ADSUAR FERNÁNDEZ, María Dolores (eds.): El ensayo como género literario. Editum, 2005.
DAVIS, Harold Eugene: Latin American Social Thought. Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1972.
DÍAZ, Oscar A.: El ensayo hispanoamericano del Siglo XIX: Discurso hegemónico masculino. Madrid: Pliegos, 2001.
EARLE, Peter G., Robert G. EARLE, y J. MEAD: Historia del ensayo hispanoamericano. México: Ediciones de Andrea, 1973.
GÓMEZ DE BAQUERO, Eduardo: «El ensayo y los ensayistas españoles contemporáneos», en su El renacimiento de la novela española en el siglo XIX, Madrid: Mundo Latino, 1924.
GÓMEZ-MARTÍNEZ, José Luis: Teoría del ensayo. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1981.
JAIMES, Héctor: La reescritura de la historia en el ensayo hispanoamericano. Madrid: Fundamentos, 2001.
LEVY, Kurt L. y Keith ELLIS: El ensayo y la crítica literaria en Iberoamérica. Toronto: Universidad de Toronto, 1970.
MARICHAL, Juan: La voluntad de estilo. Barcelona: Seix-Barral, 1957.
OVIEDO, José Miguel: Breve historia del ensayo hispanoamericano. Madrid: Alianza, 1990.
SACOTO, Antonio: Del ensayo hispano-americano del siglo XIX. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1988.
WARD, Thomas: La resistencia cultural: la nación en el ensayo de las Américas. Lima: Universidad Ricardo Palma, 2004.
WEINBERG, Liliana: El ensayo, entre el paraíso y el infierno. México: Fondo de Cultura Económica, 2001.
Enlaces externos

1 comentario:

Cecilia dijo...

Bueno Antonio, creo que con la propuesta inicial lanzada desde TMC, los trabajos aportados por los componentes de los grupos y esta excelente exposición final hicimos el camino completo, el objetivo fundante: leer, compartir, aprender.
Muchas gracias.

A modo de comentario adicional, me gustaría dejar la breve descripción que acompaña a un libro publicado en México:

"Ocho ensayos sobre BORGES

(A 100 años de su nacimiento) Juan arana, Adolfo Castañón, Juan Cristóbal Cruz, Luis Javier Farjeat, Carlos Pereda, Ricardo Pohlenz, Daniel Rodríguez Barrón, Héctor Zagal Arreguín Autor: Héctor Sal Arreguín Publicaciones CRUZ O., S. A.


Ocho ensayos sobre Borges no es un acta de canonización.

Los colaboradores del presente volumen guardan una prudente distancia –en algunos casos con acentos de frialdad- frente al autor de El Aleph. Si lo frecuente en una colección de ensayos de este tipo es exaltar el genio del escritor, los ocho cuestionan, critican o al menos analizan con cierta asepsia a Borges. Pienso que se ha mantenido un sano equilibrio entre la crítica descarnada, la alabanza superflua y la neutralidad científica. En varios momentos, Borges ha sido más una ocasión para evocar otros temas que un objeto de estudio directo.

No me parece mal, al fin y al cabo, la solidez de un escritor no se mide solamente por lo que afirma, sino también por lo que sugiere.

Y Jorge Luis Borges es abrumadoramente sugerente."