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Bienvenida



Necesitamos compartir, necesitamos comprender, y solo podemos hacerlo mediante la palabra y toda otra forma de comunicación gráfica, gestual; que ingrese por nuestros sentidos, que emitan nuestros labios, nuestras manos, el cuerpo todo.

Para nosotros, para las personas, la comunicación fundamental, principal, se realiza por medio de la palabra, sea oral o escrita. Vivimos en un océano de palabras y señales comunicativas y la falta de ellas es como la falta de oxígeno a la vida. Sin ellas empobrecemos y en soledad podemos llegar al extremo de morir por ausencia de comunicación que en definitiva es ausencia de cariño, de amor; porque el opuesto, el odio, o simplemente la indiferencia, no permiten las palabras, no permiten la conexión, la comunicación. Solo se comunica, solo se habla cuando se desea comprender, cuando hay un principio de amor. Para ello, para compartir y comprender proponemos estas TARDES DE MATE Y CUENTOS; en ellas trataremos de alimentarnos de palabras, conocerlas y reconocerlas para llegar a tener una mejor comunicación, una riqueza y soltura del lenguaje.

Antonio G. Guzzo


lunes, 19 de octubre de 2009

Crianceros de ayer, de hoy y de mañana


Crianceros de ayer, de hoy y de mañana
PARA DISFRUTAR LEYENDO EN VOZ ALTA, PARA COMPARTIR...

Este texto obtuvo el primer premio por el nivel primario en el Concurso Rincón Gaucho en la Escuela
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Elijo contarles de este lugar por dos razones: para que conozcan cómo es la vida de las familias de crianceros en zonas como ésta, donde el suelo es árido y no se puede sembrar pasto.
También porque yo nací en época de veranada y un mes antes de mi nacimiento mi mamá se vino arreando los animales.
La casa que conocí después de salir del hospital fue la que tenemos allá en la Cordillera.
En mi familia todos tienen animales y los crían juntos. La mayor parte del año, de abril a diciembre, la pasamos en Colipilli y de diciembre a abril, en la veranada, que queda en la Cordillera, cerquita de Caviahue.
Pronto llegará septiembre. Algunos dicen que les gusta porque es el mes de la primavera y hace un poquito de calor. Yo lo prefiero porque es tiempo de nacimiento.
Primero empiezan a parir chivas y ovejas; las vacas, como en octubre recién. A veces se largan antes y el tiempo no acompaña, porque no es raro que esté nevando a esa altura del año. Cuando son chiquitos hay que cuidar a los animales tanto del frío como del zorro, por eso los metemos en un galpón si llueve o nieva. Además, no los dejamos ir con el piño, los cuidamos cerca de la casa; cuando tienen un mes ya pueden acompañar a los más grandes.
Después de que parieron todas las chivas y ovejas, se realiza la esquila; las ovejas se esquilan todas, pero sólo las chivas que están muy peludas. La lana se deja en la casa y después la hilan la abuela o mi mamá. Las mujeres tejen caminitos y tapices, entre otras piezas.
Más adelante se hace la "señalada". Ahí se juntan los animales que han nacido ese año. Se capan los chivitos y se marcan todos. La señal consiste en hacerles un corte pequeño en la oreja derecha.
En diciembre comienzan los preparativos para salir camino a la veranada.
Ya los campos no tienen casi nada que los animales puedan comer, entonces hay que ir en busca de pasto, agua y también de un clima más fresco.
Antes, los hombres adultos de la familia juntan el piño. Van los tíos y yo también, aunque no soy tan grande. Las mujeres, mientras tanto, preparan la ropa, el pan para el viaje y lo que vamos a llevar (colchones, colchas, ollas, utensilios).
El día de la partida todo está listo. Entonces comienza el arreo. Temprano salen mis tías y mi prima llevando las chivas y las ovejas, que son lentas. Poco después salimos nosotros con los caballos y las vacas. Un caballo bien mansito lleva la carga. Los demás salen al otro día en camioneta, llevando las cosas más pesadas.
Larga marcha
Me encanta hacer esto, aunque a veces el calor y el viento azotan fuerte. Andamos durante el día y a la tardecita paramos. Aprovechamos para descansar y comer algo.
Todos los años pasamos la noche en los mismos "alojos". En esos lugares armamos "riales" (reparo), hacemos el fogón para cocinar y ahí cerquita preparamos para dormir. Si hay viento, tenemos que poner ramas que nos protejan.
Es lindo porque te quedás dormido mirando el cielo y, a veces, ves cómo se caen pedacitos de estrellas.
Andamos cinco días y cuatro noches (120 kilómetros, más o menos).
El día quinto pasamos por Caviahue y nos ponemos contentos porque sabemos que estamos cerca. Los animales olfatean el pasto tierno y apuran el tranco. Al mediodía llegamos a un lugar llamado Cajón de los Barros. Es zona cordillerana. Los pastos altos me llegan a la rodilla. Muchos arroyitos bajan desde aquí. Es hermoso. Fresco, verde, con mucha agua y bosques de araucarias.
Lo primero que hacemos al llegar es abrir las puertas y ventanas de las piecitas para que se ventilen. Acá encontramos las mesas, los asientos y las camas que dejamos. Acomodamos todo lo que hemos traído y listo. Por los animales no hay que preocuparse porque tienen el pasto ahí nomás y no se alejan nada.
Hace muchísimos años que vamos al mismo lugar.
En febrero aprovechamos para recolectar los piñones. Cada uno junta una bolsa grande o dos. Después los traemos, vendemos un poco y dejamos para nosotros otro tanto.
La vida allá es parecida a la que hacemos en la casa, pero más tranquila, sin preocupaciones.
En abril, cuando el pasto se termina y comienza el frío, pegamos la vuelta. Con la animalada gorda y más grande, se anda más rápido.
Así es la vida del trashumante: hoy aquí, mañana allá.
Mi abuelo es trashumante, su abuelo lo fue. Quizás mis hijos y mis nietos también lo sean.
Esta es la forma de vida que conocemos y que tal vez hereden de nosotros los que vengan después.
Por Damián R. Ezequiel Raiguán
Para LA NACION
El autor es alumno de 5° grado de la Escuela Albergue N° 70 del Paraje Naunau-Có, departamento Ñorquin, Neuquén

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1186951

CONFORME SU PROPIO GRUPO DE TARDES DE MATE Y CUENTOS...
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6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy merecido el premio otorgado a este estudiante.

Me ha encantado como lo cuenta. Es muy natural contándolo y parece que yo misma lo viva. Es muy fácil meterse en el papel, y ser uno más de la familia que va con los animales. También se siente el frío y el calor del lugar.

Mientras leía he visto caer pedacitos de estrellas durante las noches en la pradera. Las mujeres allí no piden la baja, siguen trabajando mientras llevan en sus entrañas a la criatura que sigue creciendo. Se ve que la naturaleza por de las mujeres es muy fuerte.

Con este texto, he recordado cuando yo era chica que me iba a pasar el mes de agosto con mis abuelos y mi padre al campo. Allí tenían cabras y ovejas, y yo solo jugaba con mi hermano en la pradera.

La trashumancia es una forma de vida muy natural. Además los animales ayudan a limpiar los montes, y son la mejor fuente para hacer cortafuegos y evitar los incendios. También el mejor abono para los campos.

Me ha encantado la forma de narrarlo, te hace partícipe del momento y se llega a oler el pasto, se escucha el sonido de los animales, y el clic clac del esquileo. Muy buena idea por poner este texto tan bien narrado. al compartirlo conocemos un poco más de otras culturas.

El piño supongo es ir en grupo con el resto del ganado.
La señalada he visto que es la marca?
Arreo será caminar hacia el lugar…
Alojos, son estancias…
Riales, no lo sé
Bonitas palabras, supongo también sería el vocabulario de mis abuelos (españoles) ellos eran cabreros también.
Saludos

la Posta dijo...

BRAVO POR EL PEQUEÑO ESCRITOR.

Myriam dijo...

Un pichón de escritor, me gustó mucho su relato.

Gracias Antonio por el apoyo en TMC-Leopoldo de Luis.
Adónde podemos conseguir ese libro sugerido sobre literatura española ?.. no hemos podido hasta el momento.
Gracias, saludos.

Malena dijo...

Como educadora, que persigue que sus alumnos vean la lectura y la escritura como un placer para la vista y música para los oídos, leer este tipo de relatos, engrandece el alma...

¡Gracias!

Malena

DOMINGO PARADA dijo...

Asombrado estoy por la calidad del relato. Este niño de la escuela Rural de Naunauco, ha volcado claramente y con detalles muy graficos un pasaje de la vida cotidiana. Digo de la vida cotidiana, pues es la actividad de todos los años de un criancero trashumante.
Felicitaciones a ese niño, y por cierto, agradecido al Sr. Antonio, por ponerlo al alcance de todos en este Blogs, haciendo conocer una característica muy particular del norte del neuquén: el criancero y la forma de crianza de ganado caprino y bovino:trashumancia.
En España se le denomina, si mal no recuerdo: La mesta.

TERESA DEL VALLE DRUBE LAUMANN dijo...

Precioso relato, Gabriel. Me encantó: surge natural y espontáneo como el agüita de las quebradas. ¡Qué belleza poder disfrutar algo así escrito por un niño!
Gracias por invitarme. Un besote